Los seres humanos necesitamos un punto de partida para cambiar y sentirnos mejor, por lo que comúnmente lo hacemos a través de la comparación. Cuando estamos en el mundo laboral, le damos importancia a la comparación con nuestros pares, lo que han logrado en temas de sueldo, puestos, posición, en contraste con lo que hemos logrado nosotros, sin embargo, no comparamos nuestro propio crecimiento a lo largo de nuestra historia.
La competitividad no es mala ni buena en sí misma, la intención que le damos, es lo que la hace negativa o positiva. Será negativa si nos hace sentir envidia, si la utilizamos para alimentar nuestro propio ego o para criticar al otro, de esa forma solo estaremos viendo su lado obscuro; sin embargo, si la comparación nos sirve para renovarnos, para retarnos, y para inspirarnos, estaremos viendo su lado positivo, mismo que nos llevará a tomar las decisiones que nos hagan mejores personas en cualquier ámbito de nuestra vida.
La competitividad nos debe llevar a superarnos, a evolucionar, a ser mejores con nuestras parejas, nuestros colaboradores, nuestros hijos y familia; contribuyendo a ver la parte maravillosa de retarnos a nosotros mismos. Esto es lo que hace que sea sana.
¿Cuándo podemos decir que la competitividad no es sana?, cuando es algo que nos hace sufrir, sufrimos con el éxito de los otros, nos frustra la idea de pensar que hay otras personas que han conseguido lo que aún no conseguimos y no vemos nuestro propio éxito.
Si sientes frustración, dolor, sufrimiento, malestar, sentimiento de injusticia cuando compites con otros, es el momento de hacerlo consciente, porque esta competencia insana te está dañando, afecta tu autoestima, tu rendimiento y tu seguridad.
Si soy competitivo conmigo mismo, me enfocaré en mis propios éxitos, sin que me afecte lo que los demás hagan para alcanzar los suyos. Veré mi crecimiento a lo largo del tiempo y encontraré una motivación para ser mejor.
La base de todo es aceptar la diversidad, saber que hay personas que podrían ser mejores que nosotros en su campo, y comenzar a verlos como fuente de inspiración y no de frustración.
Compárate contigo mismo y se fuente de inspiración para otros.